Esta composición experimenta con resonancias. 11 veces toca el piano, 11 acordes con resonancias naturales muy diferenciadas. Un circuito electrónico extiende esas resonancias, (a veces las deforma) y las proyecta en el espacio. Además, el circuito electrónico mezcla otros parciales, algunos correctos, otros falsos. Los instrumentos de cuerda colorean las resonancias, con resonancias a veces «correctas», a veces «falsas». Se crea una curiosa interacción, entre resonancias «correctas» y «falsas».
La composición debe ser tocada en una sala con grande resonancia.
La obra puede ser ejecutada sin electrónica.