Gabriel Maiguashca, movimiento.
Encargo: Architektenkammer Freiburg

Estreno: 08. bis 15. Juni 2005, E-Werk Freiburg.

Imaginemos por un momento que, en una sala cerrada, pudiésemos ver las partículas de aire. De no haber ningún sonido las moléculas estarían distribuidas estadísticamente, en desorden. Sería como ver una pantalla de televisión sin señal. Si tocamos a través de un altavoz, una onda sinusoidal continua, de 100 Hz. por ejemplo, las moléculas tomarán un orden determinado, crearán una especie de escultura tridimensional. Si nosotros nos movemos en esta escultura, la altura del sonido no cambiará, pero sí su intensidad: en ciertos puntos del espacio (crestas) el sonido será notablemente más fuerte que en otros (nodos), en que el sonido casi desaparecerá. Este fenómeno obedece a las leyes de las «ondas estacionarias».

Si tocamos varias ondas sinusoidales, cada una de ellas creará nodos y crestas correspondientes a su longitud de onda. Al movernos en el espacio podemos «escoger» las crestas de esas ondas y al pasar de una a otra, crear algo así como una «melodía».

En una situación tradicional de concierto, las ondas sonoras se mueven alrededor de una «persona sentada». En Ton-Geographie, en cambio, una persona que no se mueve, no percibirá cambio alguno. Al moverse entonces, podrá, con su movimiento, «musicalizar», por así decir, el espacio.

(Este fenómeno ha sido investigado ya por A. Lucier y R. Gehlhaar, pero queda seguramente mucho por ser descubierto.)

Además, un computador simula gráficamente la mezcla de las ondas que se escuchan y las proyecta en una pantalla, lo que seguramente ayudará al visitante a comprender su experiencia.