(Keine Übersetzung vorhanden)

2008-20.01

The importance of being Mesias

I

Hacia 1970, Oeldorf, a cuarenta kilómetros de Colonia. Bergisches Land: un paisaje dulce, con colinas que se suceden unas a otras: una cromática microtonal de verdes. Bosques, pastos, arbustos, pastos, bosques, arbustos, pastos, pastos. Todos verdes. Pero diferentes. Oeldorf consta de unas 20 casas, entre viviendas y casas de campesinos dedicados a la industria lechera. Nuestra casa es el número 8, Oeldorf 8.

Allí vivimos entre 1971 y 1976 en una „comuna de artistas“, Gaby Schumacher, mi eterna compañera, Joachim Cristo, Peter Eötvös y otros amigos. Nuestra casita, la de Peter y el granero forman una herradura con los dientes mirando hacia arriba. La nuestra está en el „diente de la derecha“.

Primavera. El sol hace su recorrido, sin prisa, senza tempo. Gozo de él sentado en una banca de madera delante de la puerta de casa que ostenta los nombres de sus habitanes: Schumacher, Cristo, Maiguashca.

No pasa nada. Un poquito de viento. Sol. Un auto. Un avión. Sol.

Y luego aparecen a pie dos muchachas jóvenes de unos veinte años, vestidas con una moda sencilla, casi como uniforme.

Se acercan a mi. Nos saludamos. Ellas miran los nombres que adorna nuestra dirección.

-Es usted el señor Schumacher?

-No. El señor Schumacher es mi mujer.

Silencio.

-Si, claro. Y como se llama el señor que está desayunando en la cocina?

-Se llama Cristo.

Silencio.

-Y usted quien es?

-Yo soy el Mesias.

Silencio.

Me animo y pregunto a mi vez:

-Y ustedes quienes son?

Silencio, y por fin:

-Somos testigos de Jehova.